¿Qué es el bullying? ¿Cuáles son sus componentes? ¿Qué tipos de acoso escolar existen? ¿Cómo reconocer y apoyar a una víctima de esta problemática social?
Uno de los temas de más interés para los padres de familia, maestros e instituciones educativas, es el acoso escolar. El cual se refiere a todas las formas negativas de convivencia, actitudes agresivas, mal intencionadas y repetitivas, que ocurren contra uno o más compañeros en la escuela, sin una razón evidente.
Comúnmente quien lo ejerce desea imponer su poder sobre los demás, en base a constantes amenazas, insultos y posibles agresiones físicas. Este maltrato cumple con el objetivo de someter y asustar, lo cual puede provocar la exclusión social de la víctima, sin discriminar la edad, el género o el estatus económico.
¿Cuáles son los componentes básicos de esta problemática?
1- Acosador: Persona que realiza el acoso verbal, emocional o físico, contra alguno de sus compañeros. Muchas veces son también víctimas de abusos, abandono, rechazo, amenazas y malos tratos constantes. Regularmente carecen de relaciones afectivas, disciplina y educación, bajo un entorno familiar altamente problemático. Suelen ser hostiles porque interpretan sus relaciones con los otros, como una fuente de dolor, conflicto y rechazo hacia su propia persona. Esto genera un desapego hacia los demás, con sentimientos de rencor y venganza.
2- Víctima: Persona que sufre el hostigamiento por parte de uno o más compañeros. Puede ser de cualquier perfil, aunque existe mayor probabilidad en alumnos que presentan problemas de adaptación, inseguridad, bajo nivel de autoestima, características físicas específicas o simplemente mejores notas académicas.
3- Grupo: Compañeros que actúan como simples observadores. Pueden ser cómplices con su silencio o contribuir físicamente al maltrato. Son aquellos que con sus burlas apoyan al agresor y son la parte que más fomenta la duración de un acoso escolar.
4- Maestros: Parte elemental para detener esta situación. Si se permiten prestar atención a las conductas de su grupo, siempre existe un indicador evidente de un alumno maltratado y sus posibles agresores. Observar y tener el control del grupo puede ayudar a minimizar estas situaciones problemáticas.
5- Padres: Su participación es primordial. Escuchar a sus hijos, crear un ambiente de confianza en casa, apoyarlos y estar pendientes de algunas señales que puedan indicar fuertes tensiones sociales o emocionales, ayuda a brindar el apoyo necesario a tiempo.
El acoso escolar puede presentarse en diferentes niveles de intensidad, pero no por ello ser menos importante. Permitir conductas inadecuadas genera que cada vez sean peores o de mayor gravedad, por lo cual se debe trabajar en conjunto para minimizar los daños futuros.
En términos generales, el abuso se divide en dos categorías importantes:
- Acoso Directo (agresiones o daños hacia la víctima)
- Acoso Indirecto (manipulación o daños hacia el entorno de la víctima)
¿Cuáles son los tipos básicos de acoso escolar?
- Bullying Físico: Incluye toda acción corporal. En los últimos años, con una incidencia alarmante, se presenta junto a diversas formas de abuso sexual. Acoso Directo: Golpes, empujones, patadas o formas de encierro. Acoso Indirecto. Daño a pertenencias, robar, romper o esconder cualquier clase de objeto que pertenezca a la víctima.
- Bullying Verbal: Acciones con la finalidad de discriminar, como bromas insultantes y burlas repetitivas. Los niños y jóvenes son mucho más sensibles que los adultos ante estas cuestiones. Es más utilizado por las mujeres. Acoso Directo: Poner apodos, insultos, calumnias, chismes o amenazar. Acoso Indirecto: Generar rumores raciales, sexistas o levantar falsos públicamente.
- Bullying Psicológico: Es el más difícil de detectar ya que son formas de agresión o amenaza, que se llevan a cabo a espaldas de cualquier persona (por lo cual el agresor puede permanecer en el anonimato). Se usa frecuentemente para reforzar o resaltar acciones y mantener latente la amenaza. Acoso Directo: Pueden consistir en una mirada, una señal obscena, una cara desagradable, un gesto, rechazo, conductas que destruyen lentamente la autoestima del individuo o fomentan su temor.
- Bullying Sexual: Es cuando se presentan amenazas o abuso sexual directo. Se da cuando el maltrato hace referencia a partes íntimas del cuerpo de la víctima. Incluye el acoso homófobo, que se da cuando el maltrato hace referencia a la orientación sexual de la víctima.
- Bullying Social: Pretende aislar a la persona del resto del grupo, al ignorar para excluír. Acoso Directo: Excluír, no dejar participar a la víctima en actividades. Acoso Indirecto: Ignorar, tratar como un objeto o como si no existiera.
Algunas investigaciones definen el “bullying” como una forma exclusiva de acoso escolar en niños y adolescentes, pero se ha demostrado que esta problemática es mucho más que “violencia” entre niños. Actualmente los índices de violencia han aumentado notablemente, afectando diversas áreas sociales además de las escuelas.
¿Cómo detectar a una víctima de “bullying”?
Los primeros síntomas pueden identificarse con cambios en el comportamiento y humor (tristeza, llanto o irritabilidad constante), problemas con el sueño (pesadillas e insomnio), trastornos en la alimentación (exceso de hambre o pérdida de apetito), dolores somáticos (dolores de cabeza, estómago, náuseas o vómitos), pérdida o deterioro frecuente de sus pertenencias, aparición de golpes, heridas o rasguños con diferentes excusas. No disfruta de relacionarse socialmente, evita salir a lugares que antes visitaba, quiere ir acompañado a ciertos lugares, se niega o protesta al momento de salir de su área personal o zona de refugio.
Es importante detectar los posibles síntomas a tiempo para ayudar a la víctima a encontrar una solución, el apoyo psicológico profesional es una opción eficaz, sobre todo frente a situaciones difíciles de superar por sí solo.
En apoyo a la víctima de maltrato es vital comunicar, que la persona no tiene la culpa de ser agredido, ni tiene que hacer frente a la situación solo. Todo agresor tiene un problema profundo en el manejo de emociones y control de impulsos. La agresión en realidad no es directa hacia una persona, si no hacia lo que esa persona representa, esa proyección de sí mismo que aún no acepta o que otros no le permiten ser. La mayoría de las veces, esa descarga de frustración se presenta porque también ha sido víctima de abusos.
Para no permitir que una situación pase a mayores, el primer paso es aprender a defender la propia esencia y los derechos personales, romper el silencio y compartir la experiencia con alguien de confianza para encontrar una buena solución. En caso de ser necesario, buscar apoyo terapéutico con un profesional de la salud. Para mayor información, enviar consultas vía inbox.
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